Si entendemos la sanación como la suma de sanas acciones, desde mi experiencia he presenciado lo poderoso de un proceso individual, de pareja e incluso grupal cuando se vincula el placer, el cuerpo y la expansión de la conciencia. El placer y la reconciliación con nuestro cuerpo y consciencia nos permiten retomar la responsabilidad por nuestro ser en totalidad. Desde el gozo, nos permite salir del rol de víctima, nos permite retomar un trato amoroso y consciente con nuestro cuerpo, con la respiración, con nuestras emociones y con nuestra sabiduría corporal. El placer como camino de autoconocimiento es el antídoto, es la cura de nuestra herencia sistemática de culpa y vergüenza. Es el amplificador del amor propio.

Me preguntan: ¿Para qué sirve el placer? ¿Para algún tema en especial? Para todo realmente: ¿Presentas alguna disfunción sexual, eyaculación precoz? ¿Miomas, quistes, endometriosis, etc.? ¿Depresión? ¿Baja autoestima? ¿Sobrepeso? ¿Falta de autoconfianza? ¿Baja libido? ¿Falta de creatividad? ¿Estás transitando un duelo o separación? ¿Quieres amarte aún más? ABRAZA el placer, escucha tu cuerpo, integra la conexión con tu consciencia.

Parte de los condicionamientos que recibimos es que el placer viene de afuera y que debemos complacer a los demás. Lo cual antepone a otro sobre nuestros deseos o necesidades, por esto no sabemos comunicarnos y se nos dificulta expresar lo que deseamos, lo que nos molesta, decir que no, poner límites, decidir incluso si queremos sobrepasarlos. Este condicionamiento nos acerca al complacer y nos aleja del placer. Y en el victimismo hay mucha complacencia y poco placer.

¿Sabías que a nivel psicosomático, la culpa y la vergüenza suelen manifestarse en hombres y mujeres en disfunciones, eyaculación precoz, comportamientos compulsivos con la pornografía, depresión, inseguridades, problemas de relacionamiento, infecciones vaginales o de vejiga recurrentes, y muchos otros síntomas de desequilibrio físico, emocional y psicológico? En nuestro SER todo está relacionado entre sí, lo reprimido y lo que se rechaza suele manifestarse a nivel físico como auto-castigo.

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