El ejercicio del tacto, desde nuestro nacimiento es nuestra primer conexión con el mundo físico. Sin embargo es un acto que asumimos por hecho y obvio, que siempre es bien recibido y bien brindado. Tanto como el hablar de coitos, orgasmos, gemidos, eyaculaciones, fluidos, etc, siempre el tacto desde la sexualidad y las relaciones sexoafectivas ha despertado nuestra curiosidad debido al tabú socio cultural y religioso que les rodea empezando desde el reconocimiento de nuestro propio cuerpo a través del autotoque erótico, nuestro primer recurso en el proceso de autoconocimiento erótico fue por lo general con “ayuda” del porno, las revistas, etc.
Para la mayoría de nosotros ni en casa mucho menos en las escuelas se nos enseñó a relacionarnos con nuestro propio cuerpo, con nuestras necesidades, a establecer nuestros límites ni a respetar los ajenos, mucho menos se nos enseñó sobre el consentimiento, ni el placer, la comunicación, el espacio terapeútico del toque, y su efecto en la regulación del sistema nerviosos, y sus bondades en nuestro crecimiento personal.
Tampoco a reconocer nuestras necesidades afectivas, eróticas y sexuales mucho menos a comunicarlas o que la autoexploración no sólo es normal sino que es sana y necesaria por lo que el hecho de concebir el tacto consciente y menos aún con intención erótica inclusive en nosotros mismos ya que siempre fue inadecuado, impensable, enfermizo, sucio, pecaminoso y/o desagradable.
¿Qué es el tacto consciente?
Un tacto consciente a diferencia del tacto ordinario o inconsciente es aquel tacto que se brinda y se recibe con absoluta presencia, sin precipitaciones con una sincronía entre el cuerpo, sensaciones, movimiento, comunicación, mente, energía y consciencia. No hay pensamientos, imágenes, fantasías que interfieran, es un acto de meditación dinámica y de cocreación, sin que implique necesariamente una intención sexual, sino también como un acto de conexión en un espacio seguro, con acuerdos, y límites definidos.
¿Eres consciente de tus intenciones al ejercer o al recibir el tacto? ¿Con qué frecuencia te tocas, tocas o permiten que te toquen , sin la expectativa de ir al orgasmo? ¿Cada cuánto das o recibes un tacto como un acto de servicio o como terapia? ¿Has observado tus emociones involucradas al experimentar el tacto, tú antes y tú después? Casi siempre nuestra intención es relajarnos, que la persona que da el masaje sabe como tocarme, y que el final es el placer, o el contacto piel a piel, estableciendo el vínculo con el otro.
Una de las principales señales de rutina en las relaciones de pareja es la falta de tacto consigo mismo, y entre sí, la escasez de abrazos, escasez de caricias hasta de los besos
¿Qué tiene que ver el tacto en un proceso “terapéutico” o de reaprendizaje en la intimidad? En este caso la palabra «proceso terapéutico» se refiere a un proceso de aprendizaje, a través de un acompañamiento, porque a menudo se relaciona con el seguimiento de instrucciones o con toma de medicamentos, sin embargo desde al somática a través del proceso se regulan los gatillos de supervivencia,, creando una comunicación balanceada entre cuerpo, mente sensación, y conciencia .
En el Sexological Bodywork o en el trabajo Sexológico Corporal enseñamos estrategias basadas en la práctica fundamentada de la cocreación, es decir que el consultante es partícipe en su intención pedir el tipo de tacto, profundidad, zonas de su cuerpo que desea profundizar, mejorar, sanar, reconocer, explorar que desde la experiencia de recibir, permitiendo resignificar el aprendizaje del consentimiento,del tacto, reconocer los efectos de la respiración, el movimiento, que resulta de su conveniencia o facilidad, permitiendo ser consciente de su propio proceso de aprendizaje, y del refinamiento de las sensaciones y de la corporatización de su consciencia
En nuestro entrenamiento de masaje somático integramos prácticas ancestrales, de neurociencias, de psicología corporal creando un espacio de autoconocimiento y expansión de la consciencia , que puedes integrar a tu vida profesional o personal . 🌱
