En algún momento u otro, todos hemos experimentado algún grado de malestar o insatisfacción con nuestro cuerpo. Los sentimientos de decepción, juicio o incluso resentimiento hacia nuestro propio cuerpo pueden atribuirse a una serie de factores. Estos factores pueden incluir representaciones poco realistas de la juventud y la belleza en los medios de comunicación, las expectativas establecidas por nuestras familias y comunidades, o los prejuicios de la sociedad contra diversos colores de piel, rasgos faciales, tipos de cuerpo, experiencias, comentarios en nuestra niñez, adolescencia, entre otros.

Dado que el cuerpo, el cerebro y las emociones están tan interrelacionados, los sentimientos y percepciones negativas que podemos asociar con nuestro propio cuerpo pueden afectar a otras áreas de nuestra vida, como la autoestima, la autocompasión, el autoconcepto y el bienestar general. Estos sentimientos y percepciones pueden nublar nuestra visión de cómo nuestro cuerpo nos sirve y nuestra comprensión de lo que nuestro cuerpo es plenamente capaz de hacer.

Estas situaciones se viven tanto en el cerebro como en el cuerpo.

Reconocer que los hábitos corporales pueden influenciar también en la parte emocional cerebral, la reacción al placer, al autocuidado, autodisciplina, a los límites, a la forma de relacionarnos desde la empatía, es un camino simple, pero no fácil. Recupera la conexión mente-cuerpo, emoción, placer, relaciones

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